Para cenar elegimos un restaurante japonés. Pero no nos confundamos, no es el típico restaurante tranquilo y minimalista de estilo japonés. Éste está frecuentado por jóvenes japoneses un poco bulliciosos.
¡Lo que se agradece una carta con fotos! Esto nos facilita la elección a la hora de comer.
¿Qué son estas grandes cestas de mimbre que nos ponen en el suelo? ¡Ah! Vale. Aquí metemos los abrigos y bolsos.
La cacerola de sopa nos la colocan sobre un infiernillo en el centro de la mesa y… a esperar que se haga. Dentro cabezas, espinas y trocitos de pescado con verduras. Resultado: sale una sopa ¡¡exquisita!!
A la hora de pagar no hay sorpresas. Los precios son muy buenos.
Al salir te dan una pequeña tarrina con polvos rosas ¿Qué hacemos con esto? En la puerta hay una maquina de hacer dulces de algodón. Lo echas y te vas tan contento como un niño en una feria con su dulce de algodón.
P.D. No recuerdo si en la carta o directamente en los servicios te indican los precios por vomitar. Hay que pagar la limpieza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario